Nuevas perspectivas con recién nombrado jefe de la Policía Nacional Dominicana

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Santo Domingo, República Dominicana. – La disfuncionalidad del denominado cuerpo del orden en el país, probablemente, sea cosa del pasado. Y hablamos de probabilidad porque, en mi caso particular, no recuerdo que ningún jefe policial haya introducido en sus filas las verdaderas herramientas con las que un oficial desmontara la delincuencia, restaure el orden constitucional y sea diáfano dentro del ejercicio de sus funciones.

Ojalá y el asunto se terminara ahí en torno al tema de delinquir, pues cuántos son los pecados que acompañan a nuestra policía desde tiempos inimaginables. Muchos, muchísimos, porque a tan alto grado ha llegado la incapacidad y corrupción de esa entidad para proporcionar la seguridad que el país necesita, que cualquier hijo de vecino puede opinar en torno a la policía y, desgraciadamente, sacar sus propias conclusiones: “La policía dominicana es tan delictiva como los malhechores”, es lo que muchos dicen.

Desde nuestro parecer, mantenemos ciertas reservas. En tal sentido, en cualquier caldero se cuecen habas, pero, como también dice el dicho, pagan justos por pecadores, y en la institución del supuesto orden, hay más pecadores que justos.  Esto se hace latente en la cotidianidad del dominicano, que a diario ve sus derechos pisoteados, marginados por la injusticia.

No estamos siendo pesimistas con esta afirmación categórica, pues evidencias de esos abusos y atropellos contra el ciudadano, tenemos de sobra. Ahora bien, un jefe de la policía parece superar al otro y es así la operatividad inoperante de esta uniformada, creciendo en desorden y criminalidad en casi todos sus estamentos, bajo el sello de la impunidad.

Pese a que no solo en este país tercermundista somos objeto de tales atropellos, en Estados Unidos pasa a diario, especialmente con latinos y afroamericanos, aquí, el joven de a pie, parece no tener quien o quienes los defiendan, en caso de ser inocentes. Muchas veces, por estar en el lugar equivocado, estos jóvenes pierden la vida víctimas del abuso de poder de parte de estas autoridades con armas de fuego en medio de un incidente confuso, donde el inculpado pasa a mejor vida a causa de los excesos.

Disparar primero, preguntar después

No estamos siendo cómplices de quienes secuestran, atracan, matan y trafican, es cuestión de que entendamos lo siguiente: estos presuntos delincuentes también tienen derechos, y que, en medio de un patrullaje, siempre y cuando el victimario se rinda, y no ponga en peligro la vida de terceros, el policía de turno debe cumplir con su deber de arrestar, no de cometer atropellos.

Al menor descuido, el uniformado arremete a balazos contra el detenido, sin ninguna contemplación. Decimos esto amparados en los videos que por vía de las redes sociales nos llegan a diario como virales bombardeos, cada vez más repetitivos.  Al final, sin ninguna disculpa, el vocero policial sale diciendo que todo ocurrió producto de “un intercambio de disparos”, como si la población formara parte de una película de vaqueros en la que la escena que casi siempre nos toca es la de aceptar lo dicho por ellos.

Uno de los tantos enfrentamientos de civiles con la Policía Nacional

Y hemos visto cómo han querido dañar reputaciones de jóvenes introduciendo drogas en sus lugares de trabajo o en sus vehículos, simplemente porque están detrás de alguna remuneración económica. Sus condiciones de vida son tan paupérrimas que nos les permiten vivir con cierta decencia. Y es lo que siempre ha sucedido en anteriores gobiernos, sueldos de miseria y pocas oportunidades en los servicios de educación y seguros médicos para el policía de bajo rango.

Pero, y esperemos que así sea, otros aires soplan en RD, y tal parece que el nuevo gobierno del presidente Luis Abinader Corona, pretende hacer esa diferencia con la retorcida Policía Nacional y así desbaratar el concepto que ya arrastramos de esa entidad. No lo decimos nosotros, lo dijo el propio mandatario en su discurso del pasado 16 de agosto que la Policía Nacional ameritaba cambios.

Y esa restructuración de la policía estará en las manos del nuevo incumbente, el general Eward Sánchez Gonzalez, egresado de la Universidad O & M, entidad académica perteneciente a la familia del hoy presidente dominicano.

El teniente general, nuevo jefe de la Policía Nacional, tiene una licenciatura de Derecho, además es técnico en ciencias policiales. Es un hombre joven, 48 años, en comparación a los anteriores directores, posiblemente, con otra visión de mando.

Salarios decentes y preparación académica

Entre las primeras prerrogativas de la dirección de la Policía Nacional, está el aumento salarial, según rangos y departamentos, así como mejoras en las condiciones de acceso a la canasta familiar y un mejor seguro médico. También capacitación educativa y formativa a todos los miembros del cuerpo del orden.

Lo reciente

El presidente Luis Abinader anunció un aumento de un 10 por ciento a policías y militares, como parte de un plan de contingencia para frenar la expansión del Covid 19 en territorio dominicano. Para esta conquista, se ha anunciado la integración de un 15 por ciento de los miembros de la Policía y de Las Fuerzas Armadas quienes, desde ya, hacen un riguroso patrullaje en todo el territorio nacional y el interior durante las horas del toque de queda extendido por estas nuevas autoridades en virtud del aumento de muertes y nuevos contagios a causa del letal virus.

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