Exposición «Vidas migrantes» el mejor antídoto contra el odio y la discriminación

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MADRID, ESPAÑA.- Publicado en el portal de internet Red Acoge se encuentra la exposición “VIDAS MIGRANTES”, una ventana abierta a conocer relatos que se tejen en nuestras vidas, en nuestros barrios, en nuestra historia.

Esta muestra, formada por 15 retratos tomados por el fotoperiodista Olmo Calvo, pone en valor la diversidad que las migraciones aportan a la sociedad, recordándonos la importancia de la acogida y la defensa de los derechos humanos como mejor antídoto contra el odio y la discriminación.

“Queremos que la voz y el mensaje de Nicole, Paula, Rafaela, Sidi, Yackelin, Mercy, Malick, Alicia, Ramtin, Rosella, Tania, Ayham, Natasha, Valeria, Manuela y tantas personas migrantes, llegue muy lejos para construir una sociedad de acogida e inclusiva”.

Olmo Calvo, creador de la exposición «Vidas Migrantes».

El Pacto Mundial de las Migraciones (PMM) es una oportunidad para hacer que la migración sea segura para todas las personas. Es el primer acuerdo global firmado por los países miembros de Naciones Unidas que pretende mejorar la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos de las personas que migran.

Este Pacto busca convertir el compromiso de los Estados en acciones concretas contra el abuso y la explotación y para garantizar los derechos más básicos como la salud, la educación, el trabajo y la vivienda.

Las vidas de las personas que aparecen en la exposición son la razón de ser de los objetivos y metas que se proponen en este acuerdo. Juntas, cooperando y colaborando, podemos hacer realidad el Pacto Mundial de las Migraciones.

6 historias de las 15 representadas en la muestra del fotoperiodista Olmo Calvo la cual pueden ver completa en la pagina Red Acoge.

MERCY BUSTOS
(Lima, Perú, 1954)
Cuenta Mercy Bustos que, a principios del siglo XX, su abuelo Luis Tocón Ayala migró desde la localidad gaditana de Jerez de la Frontera hasta la capital de Perú. Pero con el estallido de la guerra civil decidió volver a España y sumarse a las filas republicanas para evitar el avance de las tropas franquistas. Nunca regresó, desapareció.

En el año 2010 ella migró a Madrid, entre otras cosas, con la promesa inconclusa de encontrar a su abuelo: “está en alguna cuneta”, lamenta. Durante estos años en España, esta actriz está inmersa en varios proyectos artísticos que tratan de desmembrar el racismo y mostrar que, como ella misma dice, “migrar es un derecho humano, es parte de la solución, no del problema”.

Rafaela Pimentel Lara.

RAFAELA PIMENTEL LARA
Baní, República Dominicana, 1960
Cuando Rafaela llegó a España en 1992 lo que más echaba de menos era una red de apoyo, gente con la que poder compartir la nostalgia de lo que dejó atrás y la ilusión e incertidumbre de lo que estaba por llegar Pronto empezó a poner remedio a esa carencia, involucrándose en grupos activistas y feministas como el de Mujeres de Vallecas o Territorio Doméstico.

Desde entonces no ha dejado de tejer redes ni luchas Lleva 30 años dedicándose al empleo doméstico y al activismo para alcanzar los derechos de las mujeres trabajadoras del hogar y, especialmente, de las migrantes ..“Politizamos las calles, las ollas y los delantales”, repite orgullosa para celebrar que en 2022 se aprobaron avances legislativos para el colectivo como el derecho a la prestación por desempleo.
El objetivo 16 del PMM defiende el empoderamiento de las personas migrantes y las sociedades para lograr la plena inclusión y la cohesión social.

BAO ZHU PAULA
Hongkong, China, 1969
El bar de Paula como la conocen desde que llegó a España en 1993 es de esos con solera, con identidad propia. Ubicado dentro de un mercado municipal de abastos, se ha convertido en un lugar de encuentro para vecinos y vecinas del barrio que acuden atraídos por el buen trato y las generosas tapas que ella prepara La tortilla de patatas y los callos con garbanzos triunfan entre la clientela. Pero también otras recetas más orientales como el pollo caramelizado, los rollitos de primavera o las algas wakame.

La carta de su negocio es un reflejo de su vida En China están sus raíces y gran parte de su familia En España, el lugar que acogió a su padre por primera vez en 1978 están sus amistades, es el país que ha visto nacer a sus hijos y donde proyecta su futuro.

YACKELÍN MARTÍNEZ
(San Pedro de Sula, Honduras, 1998)
Yackelín creció en uno de los barrios más peligrosos de Honduras controlados por las maras, las pandillas que dominan territorios cometiendo asesinatos, extorsiones y todo tipo de violencia. A este ambiente de inseguridad se suma la falta de oportunidades laborales, dos factores que siempre han estado presentes en su vida motivándola a probar suerte fuera de sus fronteras.

Con 17 años intentó migrar junto a dos amigas a Estados Unidos, pero sólo llegó hasta Guatemala. “Es muy peligroso. Conozco a chicas que han sufrido abusos de todo tipo en el camino”, cuenta la joven. Finalmente, en 2022 llegó a España con visado de turista, donde trabaja cuidando a personas mayores y forma parte del grupo de Jóvenes de Red Acoge en Salamanca.

MALICK GUEYE LY
(Dakar, Senegal, 1982)
A Malick no le gusta hablar de él, prefiere “colectivizar las luchas” y que no se individualicen las historias ni las batallas por los derechos. Por eso siente cierto pudor cuando cuenta el origen de su historia como persona migrante: “Llegué a España hace 16 años, crucé fronteras por tierra y mar porque llegué en cayuco. Por eso me siento muy identificado con toda la gente que se juega la vida en el mar”, cuenta.

Hoy forma parte del Sindicato de Manteros de Madrid, un colectivo que exige el cierre de los CIE (Centros de Internamiento de Extranjeros), denuncia los abusos policiales que sufren y busca alternativas dignas a la venta ambulante. Por eso, en 2021 abrieron una tienda en Madrid donde venden ropa de su propia marca y así crear una caja de resistencia y apoyo para el colectivo.

RAMTIN ZIGORAT
(Tabriz, Irán, 1988)
La vida de Ramtin Zigorat cambió por completo el 17 de mayo de 2015. Era el Día Internacional contra la Homofobia, pero en lugar de celebrar su identidad sexual comenzó una huida tras años de lucha clandestina por los derechos de las personas del colectivo LGTBI en Irán, uno de los países que todavía castigan la homosexualidad con la pena de muerte.

Fue encarcelado y torturado por el régimen iraní, hasta que consiguió escapar a Turquía. Allí su vida tampoco estaba a salvo y, finalmente, en 2019 llegó a España. Hoy trabaja en una ONG acompañando a jóvenes migrantes y refugiados y, al mismo tiempo, mantiene su activismo por los derechos humanos en Irán, especialmente de las mujeres y personas LGTBI+.

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