Aumento de Covid-19 en las Américas provoca riesgo de exclusión para las personas mayores refugiadas

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GINEBRA (Suiza). La Agencia de la Naciones Unidas (ONU) para los Refugiados, y HelpAge International advirtieron hoy que la pandemia de COVID-19 está poniendo en riesgo a las personas adultas mayores refugiadas en América Latina, perjudicando su bienestar y limitando su acceso a derechos y servicios vitales.

Una evaluación conjunta realizada en Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras y Perú ha revelado que la pandemia está exacerbando las amenazas preexistentes a la salud física y mental, la nutrición, la autonomía financiera y el estatus legal de las personas adultas mayores refugiadas y otras personas en situación de movilidad humana. La mitad de las personas entrevistadas reportó haber sufrido discriminación, mientras que un número preocupante describió incidentes de abuso.

“Las personas mayores que están en situación de desplazamiento forzado se han encontrado durante mucho tiempo en abandono y sin protección suficiente. Su plena inclusión en las respuestas nacionales a la pandemia, incluidos los programas de vacunación contra la COVID-19, es clave para salvaguardar su dignidad y sus derechos”, señaló José Samaniego, director del Buró Regional de ACNUR para las Américas.

La mayoría de las personas mayores encuestadas informaron que han tenido un acceso limitado a la atención médica durante la pandemia. El 42% no recibió tratamiento por problemas de salud previos y el 6 por ciento de las personas contagiadas con COVID-19 informó que tener la atención médica adecuada.

En un comunicado de prensa enviada a los medios y en el que se describe los resultados del estudio, resalta que la pandemia de la Covid-19 ha generado una disminución del contacto diario que las personas mayores desplazadas tenían con sus familias, del 39 al 26 por ciento. También limitó las actividades comunitarias y las oportunidades de recreación y participación, agravando significativamente sus sentimientos de aislamiento y soledad.

El acceso a los alimentos para las personas mayores en situación de movilidad humana también empeoró en todos los países objeto del estudio. Ya antes de la pandemia, una de cada cuatro personas mayores tenía que saltarse las comidas. Con la llegada de COVID-19, el 41 por ciento tuvo que reducir aún más su ingesta de alimentos.

La crisis sanitaria de la Covid-19 ha aumentado los desafíos que enfrentan las personas mayores en situación de movilidad humana para obtener documentación.

Alrededor del 64 por ciento de las personas mayores entrevistadas no tenían ingresos mensuales antes de la pandemia. De quienes sí tenían ingresos, el 62 por ciento consideró que no eran suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. Pero la COVID-19 agravó aún más su situación económica, dejando a muchas más personas sin empleo. En Honduras y El Salvador, un tercio de las personas encuestadas informó que había perdido su trabajo. En los países de la región andina, fueron casi la mitad.

“Además de una mayor ayuda humanitaria, las personas mayores desplazadas necesitan más oportunidades de medios de vida para ser económicamente independientes”, agregó Samaniego.

A pesar del aumento de su vulnerabilidad, muchas de estas personas aún tenían que actuar como sostén de sus hogares y cuidar de otros miembros de la familia, como niños y adolescentes (60 por ciento) y personas con discapacidad (5 por ciento). Mientras tanto, las condiciones de vivienda también empeoraron para una quinta parte de los entrevistados, ya que no podían pagar el alquiler. El cinco por ciento de los encuestados fue deshauciado durante la pandemia.

Asimismo, la crisis sanitaria de la Covid-19 ha aumentado los desafíos que enfrentan las personas mayores en situación de movilidad humana para obtener documentación. En la región andina, casi una cuarta parte se encuentra en situación irregular, lo que aumenta su marginación. Esta cifra aumenta al 32 por ciento entre las personas mayores desplazadas con discapacidad.

“El envejecimiento y la movilidad humana son tendencias globales, cuya interseccionalidad se manifiesta en la pobreza y la exclusión, mientras que las personas mayores son tratadas como si fueran invisibles. Los gobiernos y la comunidad internacional deben hacer todo lo posible para que las personas mayores en situación de movilidad humana puedan vivir con dignidad. Se necesita un cambio urgente”, comentó Marcela Bustamante, Representante Regional de HelpAge para América Latina y el Caribe.

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