OPS explica las mejores prácticas para controlar la Covid-19 en las Américas

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El subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa manifestó que, mientras llegue una vacuna eficaz y mejores tratamientos contra la Covid-19 los países deberían esperar una serie de brotes recurrentes, por lo que tendrán que estar preparados para actuar. Aseguró que la clave es asegurar que las respuestas de salud pública se adapten al momento y que sólo así, podrían asegurarse de que nuevos casos no se conviertan en brotes.

Explicó que la OPS diseña en una guía las mejores prácticas para ayudar a los países a decidir qué medidas aplicar para controlar la pandemia y por cuánto tiempo, basándose en la propagación del virus y las características de los sistemas de salud.

«Tenemos la esperanza de que, con esta nueva guía, los países puedan adaptar mejor la respuesta a sus necesidades individuales, ya que la carga de trabajo cambia con el tiempo”.

En el encuentro con la prensa que OPS realiza todos los miércoles, el doctor Barbosa, destacó que las mejores prácticas incluyen una sólida vigilancia de la enfermedad para detectar la propagación del virus y mejorar la respuesta, la localización de contactos para limitar la propagación, la priorización de los sistemas de atención primaria para proporcionar atención cuando sea necesario, y contar con equipos médicos de guardia para emergencias. Afirmó que mantener el virus bajo control requiere tanto un compromiso constante, como ajustes proactivos para asegurar que las respuestas nacionales reflejen las tendencias cambiantes», afirmó.

Tras apuntar que 22 millones de personas en las Américas han sido infectadas con COVID-19 y más de 660.000 han muerto, Barbosa indicó que el virus se sigue propagando, con 150.000 casos reportados diariamente. En América del Norte, algunos estados de los Estados Unidos, Canadá y México están experimentando su máximo picos en los contagios y que algunos países del Caribe, América Central y América del Sur lo están haciendo mejor que otros.

Barbosa advirtió que la situación en Europa debería servir de advertencia a los países de Américas, ya que, lo que sucede actualmente allí, demuestra que incluso después de controlar la infección los países siguen siendo vulnerables a un resurgimiento del virus.

Imagen de computadora del coronavirus

Destacó que pasar de los cierres totales al levantamiento de todas las medidas restrictivas es «insostenible e ineficaz para controlar este virus», y agregó que “cada país, ciudad y comunidad necesita ajustar su respuesta de salud pública de acuerdo con los escenarios locales”.

Buenas prácticas en la región

El subdirector de la OPS destacó que los sistemas eficaces de vigilancia de la epidemia permitieron a Chile recuperarse después de los picos sin precedentes que se produjeron a principios de este año al adaptar sus medidas de salud pública, localidad por localidad. Añadió que los países caribeños, mediante el uso de fuertes sistemas de vigilancia en laboratorio, han sido disciplinados en cuanto a la imposición de restricciones y el endurecimiento de las medidas de salud pública cuando se han producido nuevas infecciones, manteniendo al mismo tiempo el turismo a flote.
Barbosa afirmó que, en Argentina, Costa Rica y Jamaica, la localización de contactos, ajustada a las pautas de transmisión, se ha hecho muy bien. Canadá y Brasil dieron prioridad a la atención primaria de la salud y ajustaron su fuerza laboral en salud para satisfacer la creciente demanda, mientras que Cuba y Costa Rica aseguraron la atención de las personas mediante sus sólidos sistemas de cobertura universal de la salud.

Dijo que la mayoría de los países de las Américas formaron equipos médicos de emergencia para mejorar su capacidad de respuesta cuando fuera necesario. «Lo vimos en Uruguay y Perú, donde se desplegaron equipos internos en los puntos calientes del virus para atender a los pacientes y aliviar la carga de las clínicas y hospitales locales».

Explicó que, en la región, los países desplegaron más de 165 equipos médicos de emergencia a nivel nacional, lo que permitió que los servicios de salud se expandieran en casi 17.000 camas de hospitalización y 1.500 camas de cuidados críticos, que han sido cruciales para salvar vidas en zonas remotas.

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