Aumento del estrés, consumo de alcohol y tabaco durante el confinamiento.

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Dra. Aliany Concepción 
(Especialista en adicciones)
consultas@doctoraconcepcion.com

Me traslado mentalmente en el tiempo poco más de 9 meses atrás y no podría haber imagino la realidad actual que estamos viviendo. Sin duda alguna han sido unos meses que difícilmente borraremos de nuestra memoria, ya que ha cambiado nuestras vidas e incluso nuestras prioridades.

Diciembre del 2019, se identifica un individuo de 55 años en la ciudad de Wuhan, Hubei, China que podría ser el primer infectado por un nuevo virus, aunque no se afirma que sea el paciente cero.

La expansión ha sido inmediata, sin dar tiempo a poder reaccionar de la mejor manera para detener la propagación. Ya para el 31 de diciembre del 2019 la cifra de contagiados era de 226 y el primer día del 2020 contabilizados 381. Fue entonces cuando comenzó la preocupación por la alta transmisibilidad del virus, pero incluso lo subestimábamos, quizás por el desconocimiento real en aquel entonces de la tasa de letalidad. Aun siendo el personal sanitario conocedores de otras enfermedades que han convivido con nosotros más graves, nunca pensamos que el mundo se detendría, a pesar de lo que ha pasado en otras pandemias a lo largo de la historia, que nunca las esperas.

Fue el 11 de marzo cuando la OMS declara al SARS-COV2 como pandemia. Sólo con esas palabras, el desconocimiento a enfrentarnos a algo nuevo, difícil, nos genera una incertidumbre vital que en muchos casos es difícil de controlar. Es incluso normal sentirnos así y me atrevería a decir que lo patológico seria lo contrario. Este estado fisiológico y natural que ocurre en nuestro organismo es lo que llamamos estrés que hasta cierto punto es necesario porque nos ayuda a estar en alerta como por ejemplo en situaciones de peligro.

Este estrés prolongado puede hacernos mucho daño a nivel físico y mental, por procesos fisiológicos naturales como, por ejemplo, la liberación de la adrenalina y el cortisol, aumentando la tensión arterial, ansiedad, depresión, insomnio, generando irascibilidad, entre otros síntomas, y esto nos puede llevar a adquirir hábitos no muy saludables, como son el consumo de sustancias (drogas) o conductas adictivas.

Me gustaría recordar unos datos a modo informativo, nunca para restar importancia a la crisis sanitaria que vivimos en la actualidad, ya que estamos viviendo varias pandemias, es decir una sindemia.

Cada año a nivel mundial 8 millones de personas mueren a causa del consumo de tabaco. También 3 millones de personas mueren por el consumo del alcohol.

A día de hoy nos estamos acercando lamentablemente al millón de muertes por SARS-COV2.

Y yo me pregunto, estos datos se registran cada año, y no se detiene el mundo cuando hablamos de drogas en general.  ¿por qué? Pues puede ser que se deba a que es un virus desconocido y a la estigmatización social que tenemos con los pacientes drogodependientes.

La situación del confinamiento ha condicionado cambios en la forma de consumo ya que el acceso a la compra y venta del producto no es el mismo, incluso limitado.

El Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA), presenta el primer análisis, sobre consumo de drogas en el contexto de la pandemia por COVID-19-Mini-EWSD-COVID-19, realizado durante los meses de abril y mayo 2020 a través de internet:

  • Tabaco: El 13,56% de los encuestados ha intentado dejar de fumar durante esta etapa, mientras que el 81,52% es consciente del mayor riesgo que tiene consumir tabaco con el agravamiento de los síntomas por Covid-19.
  • Alcohol: El 39,4% declara haber reducido su frecuencia de consumo, el 40,2% ha reducido el número de bebidas en cada ocasión y el 41,9% ha realizado un menor número de episodios de consumo intensivo.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación refiere que, aunque la compra de bebidas con contenido alcohólico ha sufrido un aumento durante los meses de marzo y abril, estos incrementos no compensan el descenso de las ventas fuera del hogar. Sin embargo, existe un aumento tanto en la frecuencia de uso de videojuegos como en la frecuencia de uso de internet.

Cabe destacar que estos resultados tendrán sus limitaciones y que no permiten realizar generalizaciones al conjunto de la población española, por lo que más adelante se seguirán realizando estudios que abarquen una mayor muestra poblacional para poder extrapolar los datos. Sin embargo, el sistema sanitario sigue colapsado, lo vemos en el día a día, más recaídas, más demanda de atención para iniciar un tratamiento ya sea de desintoxicación como de deshabituación.

Los informes son lo que son, con sus sesgos o no sesgos, porque la realidad por lo menos para mí es otra. Nos han repetido, ya desde la facultad, que la medicina basada en la evidencia tiene más peso que cualquier sensación individual que podamos tener como sanitario de primera fila.

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