Hemos vivido con mucha expectación la toma de posesión del presidente Luis Abinader Corona. Una ceremonia cargada de actuaciones protocolarias que distinguen en este tipo de actos oficiales. El presidente y su gabinete, todos vestidos de blanco, color que representa a su partido, dieron una muy buena imagen. El país al completo estuvo pendiente de cada detalle de esta investidura.
La mayoría de los ciudadanos dominicanos también estaban muy pendientes de las palabras que integraron el discurso del nuevo presidente, discurso muy bien recibido y calificado de positivo por expertos en política y por representantes de la sociedad civil. En el mismo, Abinader prometió reformar los principales organismos institucionales del país y advirtió con palabras enérgicas, que no será compasivo con ningún funcionario que haya incurrido en actos de corrupción, ni de su gobierno, ni del anterior.
Entre sus principales promesas, ya como presiente constitucional de la República Dominicana, está reforzar el sistema sanitario con un presupuesto significativo, vacuna para todos, una vez este disponible en el mercado, fortalecer la Policía Nacional, con mejores condiciones de vida de sus integrantes, así como reforzar la educación, ofreciendo a cada estudiante los dispositivos electrónicos que necesitan para iniciar el próximo año escolar desde sus casas.
Suena bien. Me gusta y si cumple con ello entonces, hemos acertado. Queremos recordar al presidente Abinader que el papel sostiene muchas palabras, pero que el ciudadano que le votó y el que no, lo que mejor sostiene y recuerda son los hechos y este país esta hambriento de cambios, de un cambio en todo lo que compete al bienestar en general. Recuerde señor presidente, que un país bien dirigido, es bien agradecido.
No es tan difícil hacer las cosas bien. El compromiso que hoy asume es de mucha responsabilidad y honestidad, mismas, que todos los dominicanos esperan que tenga con ellos y el país.
